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9/21/2009

Pensamiento y palabra en el universo Wayúu


Por: Miguel Ángel López-Hernández (Vito Apüshana)
Escritor e investigador Wayúu

Tejido de Sangre (Isha´aluu Atulaa) es el concepto que el pensamiento Wayúu crea para simbolizar la Vida. Se expresa así:

“El Universo todo es un gran telar en permanente urdimbre. Cada hilo, cada hebra es un camino que, entre dedos, se tejen unos a otros formando un conjunto de elementos funcionales como la red de arroyos al río y de los ríos al mar, como la red color-flor-fruto-pájaro-canto-sueño… En ellos existe un camino o hebra que es el núcleo del tejido. La Palabra. Esta hebra entrelaza todo lo existente: lo remoto-origen (Sumaiwa), los sobrenatural (Pulasü) y lo natural-mortal. Un camino se debe a otro y obstaculizar uno es poner en riesgo al sistema vital, para ello la Palabra… para destejer y tejer el camino… y recomponer la red de acuerdos. Así se orienta la organización Wayúu… unos a otros entrelazados por la sangre más allá del cuerpo individual… el tejido extenso de la familia que incluye el territorio, el área, el monte, la fauna… el linaje y el paraje, el sueño y la clarividencia”.

Este Tejido de Sangre nos habla de un origen de la vida bastante simple y a la vez irrepetible… nos habla de la tenacidad que nace de la vulnerabilidad… de la reciprocidad como sentido último de la generosidad. Así circula la vida en la cotidianidad Wayúu.

Principio de correspondencia

I

El reconocimiento de la naturaleza falible del ser humano, conduce a crear herramientas de control o regulación social, que facilitan opciones de reparación y de compensación que, a su vez, son asumidos como normas irrefutables para el desarrollo de la convivencia en sociedad.

La Normatividad Wayúu está basada en la sacralidad de la vida, desde el más frágil individuo hasta la unidad familiar del linaje y el clan. Este concepto de sacralidad de la vida descansa en la condición extrema de fragilidad de la misma: su implícita vulnerabilidad la obliga a la autoprotección entre la prevención y la sanción.

Y es por medio de la Palabra y su función de comunicación la que dinamiza la norma como lenguaje universal para la multiplicación de la vida. La Palabra como el gran recurso del pensamiento originario del mundo, que conecta con las dimensiones de lo sobrenatural, lo invisible, lo onírico, lo alegórico de la fauna y flora circundante.

He aquí donde surge la figura del Pütchipü´ui (Palabrero) como máximo referente de resolución de conflictos. Su presencia central en la dinámica social del mundo Wayúu, ratifica la vigencia del recurso del diálogo como herramienta eficaz para la paz y la reconciliación entre los odios. El Pütchipü´ui como símbolo y representación de la resolución de los más enconaos conflictos.

Su infinita capacidad de crear espacios y puntos de entendimientos lo conduce a la hondura de la Palabra asociando los lenguajes de la fauna y la flora con el lenguaje de los seres humanos, en los cuales se desnudan las simetrías de las afinidades entre las aves y los seres humanos, entre los primates y los seres humanos… y, de esta manera, reafirmar la hermandad fluyente entre todo lo existente.

II

Este lenguaje de asociación de mundos parte desde el propio mito fundacional Wayúu que, desde lo circular, activa el principio de correspondencia entre los géneros masculino-femenino con las dimensiones vitales de lo oculto y lo visible: Juyaa (principio masculino) es “Aquel que Llueve”, el que recorre las extensiones, los cambios para fertilizar y engendrar. Maa (principio femenino) es la tierra, la que es fija y única para atesorar las semillas de Juyaa (semen-agua-sangre) y reproducir la vida desde sus entrañas. Así, desde lo oculto y misterioso, viene el origen de la vida para hacerse visible y mortal entre la gente (los Wayúu). Por ello la Madre es fija y única (como Maa) y es el soporte de la organización social y transmisora de la herencia de la cultura. El Padre es móvil y múltiple (como Juyaa) y es el complemento de la herencia, la reserva de los consejos.

La mujer Wayúu atesora la sustancia de los misterios: el sueño, la arcilla, el tejido, las plantas… de aquí deviene la Ouutsü (la mujer experta de lo sagrado, sanadora y conocedora del mundo invisible) y el hombre Wayúu contiene la esencia de lo visible: la Palabra, los caminos, los animales… de aquí proviene el Pütchipü´ui, el Palabrero (el hombre experto de los lenguajes del mundo, el guardián de la tranquilidad, el sembrador de la prudencia y la serenidad, el restaurador de la paz). El Pütchipü´ui y la Ouutsü representan la reserva moral del universo Wayúu.

El Pütchipü´ui le proporciona a Colombia y a Venezuela el símbolo de la autoridad conciliatoria, personificando al experto en la resolución de conflictos; países, estos, que requieren de modelos más allá de su faro: el Derecho Romano en donde reasumir la vida desde la reciprocidad y la compensación, desde la justicia de una autoridad circular-colectiva… y así, dirigirse hacia el proceso de reconciliación nacional que, urgentemente, piden a gritos sus respectivas poblaciones.

Fuente: El Palabrero. Periódico de la Nación Wayúu. No. 1. Año 1. Agosto–Septiembre de 2009. Wajiira. P. 3.

Tomado de: http://www.notiwayuu.blogspot.com/

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