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8/21/2007

PARAMILITARES CONTROLAN EL CONTRABANDO DE GASOLINA

Por:
MANUEL HERNÁNDEZ
noticias@lavedad.com

[Maicao/Domingo 19 de agosto de 2007]. El comercio ilegal de combustible es una práctica tradicional para los Wayúu que habitan en La Guajira (tanto venezolana como colombiana) y que representa una forma de ganarse la vida. La situación en los últimos años cambió y lejos de ser una forma de conseguir los ingresos básicos es el “gran negocio” que mantienen grupos paramilitares de Colombia.

“Es una gran industria que tienen” los grupos que transitan a través de la línea fronteriza entre ambas naciones sin ningún problema, ante la mirada complaciente de las Fuerzas Armadas Nacionales. Es la denuncia que hizo un abogado defensor de las comunidades Wayúu que en los últimos cuatro años se han visto afectados para la presencia de los paramilitares.

“Ellos controlan todo, lo que entra y lo que no entra. Muchos de los contrabandistas trabajan directamente con ellos y hay otros que no lo hacen porque simplemente es su tradición y su forma de vida pero igual tienen que pagar un peaje --bien sea con dinero o gasolina-- para que les dejen meter la mercancía a Colombia”, dijo a este rotativo el jurista al ser cuestionado sobre el grado de intervención que tienen los integrantes del grupo armado en el paso de los cerca de 20 mil litros de gasolina que de acuerdo con Hebert Chacón, alcalde del municipio Páez (vecino de Colombia, llegan de manera ilegal a diario.

Tales declaraciones las ofreció desde su casa ubicada a unas diez cuadras del centro de Maicao, la primera ciudad que se toca al atravesar la línea zuliana que colinda con Colombia, donde es tan común ver las llamadas mototaxi como la venta de gasolina venezolana de manera ilegal.

El abogado, quien presta asesoría a los Wayúu desplazados de sus tierras por ataques de paramilitares, denunció la situación y aseguró la presencia de los “paras” es cada vez más intensa. “Uno los ve en moto o caminando por toda la ciudad. Se les distingue por que visten ropa oscura, andan recorriendo las calles mirando todo con mucho cuidado y por encima se les ve que son cachacos --provenientes de la región capital-“.

En el negocio

Con sólo visitar el colorido y ruidoso centro de Maicao (ambientado generalmente con música vallenata), corazón de la actividad comercial de la zona, se puede conocer más a fondo la práctica del contrabando de combustibles venezolanos y su distribución en el vecino país.

Un equipo de La Verdad pasó la frontera y se trasladó hasta la zona para conocer de cerca la realidad sobre esta actividad y el paradero de gran parte de la gasolina venezolana.

“Aquí trabajamos de dos en dos, mi hermanito”, comentó un vendedor desde la Carrera 16, a escasas dos cuadras de la alcaldía de Maicao, en pleno centro de la ciudad. Estacionando el vehículo en ese punto se observan en casi todas las esquinas cercanas botellas plásticas de refresco, pero que en realidad contienen gasolina. Junto a los envases es común ver a al menos un vendedor con una manguera tratando de conquistar a algún comprador de combustible.

Los vendedores son bastante cuidadosos, saben con quién pueden conversar y qué pueden decir. Sin embargo, tras varios minutos de tertulia, “El Mocho” --como se apodó un distribuidor de combustible-- explicó gran parte de la metodología de trabajo. “Nosotros recibimos la mercancía todos los días. Quienes más nos traen gasolina son los choferes de las vías por puesto que vienen desde Maracaibo”.

Comentó además que otro tema en el que son bastante cuidadosos es en lo que se refiere a la clientela. Cada quien tiene sus compradores fijos y eso es bastante respetado. “Nadie le quita el cliente a nadie a menos que sea un día malo --con pocas ventas-- pero si algún vendedor hace eso lo más seguro es que termine peleando con el que siempre le vende”.

“Aquí no vendemos por litro, aquí te vendemos es por punto --que equivale a unos 18 a 20 litros--, y cuesta 18 mil pesos ó 19 mil 892 bolívares”. Así lo aseguró María Araujo, una distribuidora, que afirma que sólo lo hace por mantenerse y obtener un “dinerito extra”.

Este negocio resulta más próspero incluso que las ventas en las estaciones de servicio por la notable diferencia de precios (son inferiores en poco menos de 50 por ciento). El número de gasolineras de Maicao no llega a 10 y las ventas que reportan son notablemente inferiores que la de los expendedores ambulantes.

Por cupo

Quienes más se ven afectados por esta situación son los clientes venezolanos, especialmente en las zonas fronterizas, de los municipios Mara y Páez. Como medidas para frenar el paso ilegal de los carburantes a Colombia, el Ministerio de Energía y Petróleo diseñó una serie de medidas, que además de poco eficientes resultan problemas principalmente para los transportistas de La Guajira venezolana.

La más resaltante de esas decisiones fue el cambio de precios, pues el litro de gasolina de 95 octanos, que cuesta 90 bolívares en el mercado regular, en las zonas fronterizas se distribuye en poco más de 400 bolívares. A pesar del cambio, el contrabando sigue siendo negocio ya que el litro de carburante en Colombia tienen un precio que se acerca a los dos mil bolívares y que varía de acuerdo con la diferencia entre peso y bolívar --este último cayó a su mínimo nivel frente a la moneda neogranadina--.

Otra medida es la asignación de cupos para la venta: los choferes del transporte público sólo pueden comprar tres mil bolívares de gasolina (con los que se llena un tanque de combustible) y el transporte de carga está autorizado para adquirir cinco mil bolívares en gasolina. La otra restricción es el horario de venta, pues las gasolineras sólo trabajan desde las 8.00 de la mañana hasta las 6.00 de la tarde y no las 24 horas como en el resto del territorio nacional. Largas colas de vehículos --que deben esperar unas dos horas-- en las entradas de las bombas de gasolina es el producto de las limitaciones.

Choque de bandas

El abogado de los Wayúu desplazados hizo referencia a la planta Ayatawacoop, que recibe combustible venezolano de manos de 11 cooperativas en el marco del Programa Binacional de Comercialización de Combustibles del año 2005.

Esta planta fue atacada el pasado 14 de agosto de 2006 por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), grupo que además de atribuirse el hecho por medio de su página de Internet, indicó que es una represalia a los paramilitares por dominar ese negocio. “Debe volver a las comunidades”, dijeron las FARC haciendo referencia al paso ilegal del carburante.

“Esa planta es una pantalla que tienen los paras. Todo eso se trata del contrabando de gasolina, eso es lo que se mueve allí”.

Desde Colombia

El Gobierno neogranadino anunció la semana pasada su intención de disponer una brigada móvil del ejército colombiano en a zona fronteriza con Venezuela.

La medida busca contrarrestar el accionar de diferentes grupos irregulares como las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), de poder más reducido.

La venta de gasolina fue oficializada por los presidentes Hugo Chávez Frías y Álvaro Uribe Vélez --de Venezuela y Colombia, respectivamente--, mediante un acuerdo firmado el 17 de diciembre de 2005 en Caracas.

En el Programa Binacional de Comercialización de Combustibles participan el Ministerio de Energía y Petróleo, PDVSA y sus pares neogranadinos: el Ministerio de Energía y Minas y ECOPETROL.

Tomado de: La Verdad. Maracaibo. 19 de agosto de 2007.
http://www.laverdad.com/detallenew.asp?idcat=3&idnot=60299

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